Profesor Benito González obtiene importante cargo en la UICN
Publicado: 9 Noviembre, 2022
Benito González, integrante de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza
“Estamos viendo un cambio cultural en la relación que tenemos con la naturaleza”
El académico de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, fue nombrado recientemente como punto focal en Chile de la Comisión de Supervivencia de Especies de este organismo internacional, que reúne a personas, instituciones y ONGs de todo el mundo, y que integran 11 mil científicos y expertos en siete comisiones.
La Comisión de Supervivencia de Especies de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), es la encargada de generar la famosa Lista Roja de especies en la categoría de amenazas reconocida a nivel planetario, además de generar conocimiento e influenciar decisiones relacionadas con el cuidado y protección del medio ambiente.
Esta instancia contará con un nuevo integrante. Se trata de Benito González, académico de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, quien fue nominado como como punto focal en Chile para esta instancia. El académico de nuestro plantel posee una larga trayectoria liderando comisiones en la misma organización de la cual participa desde inicios del 2000.
En esta entrevista, el ingeniero agrónomo habla de sus motivaciones, el foco que tendrá este nombramiento en que tendrá que coordinar más de 80 expertos nacionales, las iniciativas de conservación a tratar con las autoridades y su visión del momento ambiental chileno.
¿Cuál es la evaluación que hace de esta nominación?
Estoy contento con respecto a esta validación que se hizo a mi postulación. En 2020 surgió la posibilidad de coordinar abarcando una biodiversidad mucho más amplia de especies. Estamos hablando de que en Chile hay varias comisiones y así como yo estuve presidiendo el Grupo Especialista en Camélidos Sudamericanos, hay otros grupos de especialistas y por lo tanto, son otros los desafíos, más locales.
Con esta nominación tendría que empezar a coordinar especialistas desde hongos hasta ballenas azules. Aunque esto es reciente y hasta el momento el mandato que tenemos es que nos coordinamos con los Comités Nacionales. La UICN organiza los Congresos Mundiales de Naturaleza, y como punto focal de esa comisión en Chile puedo participar de esas reuniones, aconsejar y brindar apoyo técnico a las distintas problemáticas en cuanto a su visión y posibilidad de resoluciones. Ese es el desafío que tenemos, además de intentar organizarnos de manera mucho más cohesionada en fijar algunos planes de acción con respecto a nuestra biodiversidad nacional.
¿Cuál es el impacto que puede tener en las políticas públicas e instituciones nacionales como un Ministerio de Medio Ambiente o de Agricultura?
Nosotros estamos apostando a eso, a cómo poder apoyar políticas públicas de una manera más orgánica, como por ejemplo, participando de forma más específica con la clasificación de especies en categorías de conservación a nivel nacional, y eso es algo que lleva el Ministerio de Medio Ambiente. En mayo tuve la oportunidad de asistir junto al Comité Chileno y el representante para Sudamérica de la UICN a una reunión con la ministra del Medio Ambiente Maisa Rojas, dónde nos presentamos y entregamos posibilidades de interacción futura. Por el momento, lo que tenemos más próximo es apoyar con información o estar disponible para consultas en todo este proceso de clasificación de especies de amenaza en nuestro país.
Paralelamente, se abre la posibilidad de que la UICN reciba la información que se genera para nuestras especies endémicas -que solamente se encuentran en nuestro país- y que haya una clasificación para poder homologarla con la Lista Roja (RedList) de conservación a nivel mundial. Existe una suerte de interacción beneficiosa para ambas partes.
¿Cuál es el foco o los enfoques centrales que usted proyecta tras esta nominación?
Como orgánica, dentro de la UICN el foco es tener una base taxonómica, es decir, por especie, por grupos de plantas, animales y hongos para aprovechar el capital humano que tenemos. Tenemos 83 miembros en Chile que están activos y cada uno tiene sus propias problemáticas dentro de cada especie. Entonces, hay que tratar de identificar ciertas problemáticas comunes y dentro de eso hay distintos niveles de acción. Por ejemplo, hace algunos años, cuando fui presidente del Grupo Especialista en Camélidos Sudamericanos, presentamos una moción a la UICN -amparada y presentada por distintas ONGs- sobre la caza furtiva y tráfico de fibras de vicuña. Eso nos da una base de qué temas que pueden ser locales y muy específicos pueden llegar a ser planteados a nivel internacional en estos congresos. Después de eso, de consensuar ciertas temáticas transversales, tenemos además de cambio climático, amenazas y el apoyo a ciertas políticas públicas. A mí en particular me interesa mucho tratar el tema del impacto ambiental, porque muchas veces se plantea que se contraponen el desarrollo económico con la conservación de la naturaleza, pero hay que ver puntos de encuentro para poder influenciar en una buena política.
¿Cuál es la evaluación que hace actualmente del estado de la conservación de la Naturaleza en Chile?
En general, la conservación a nivel nacional se ha basado en dos grandes pilares: uno es la normativa y otro es el establecimiento de áreas silvestres protegidas. Con el tiempo, se ha ido enriqueciendo con otro tipo de iniciativas -especialmente privadas- que le dan cabida a ciertas acciones de conservación. Estamos hablando de protección de ciertos grupos o ciertos ecosistemas en el cual el mismo privado está contribuyendo. También está el aporte que de manera muy loable están haciendo algunas empresas, en cuanto a tratar de compatibilizar su actividades con menor deterioro del entorno y del medio ambiente. Ahora bien, hay toda una lógica detrás que tiende y que también apoya la UICN, que es este gran paradigma del desarrollo sostenible. Muchas de esas acciones están enfocadas en eso, y yo creo que ese es precisamente el gran desafío que tenemos a futuro.
¿Cuál es el llamado que hace a las organizaciones medioambientales, personas de la sociedad civil desde su experiencia? ¿Cree que hay una nueva conciencia con respecto al tema de la conservación de la naturaleza?
Aquí hay dos temas, uno es la acción individual bien proactiva con respecto a todas estas problemáticas, que pueden ser triviales, pero en el que estamos viendo un cambio cultural en la relación que tenemos con la naturaleza. El llamado es a reforzar e intentar preguntarse por qué está pasando esto y hacer una reflexión más profunda. Apelo a la curiosidad, a tratar de investigar y preguntarse por qué está sucediendo esto en nuestro país y la relación que tenemos con nuestro entorno o la naturaleza.
Desde un principio, el fin era salvar un montón de especies en extinción. Ahora se han ido incorporando nuevas visiones como la participación ciudadana, que es fundamental para poder tener éxito en los planes de conservación. Es decir, naturaleza y sociedad, naturaleza y comunidades humanas. En ese sentido, alentar a las personas a seguir interiorizando y a tener curiosidad por nuestra naturaleza que es muy particular en Chile por sus niveles de endemismo en distinto grupos. Estamos ubicados a una orilla en nuestro continente y tenemos una biodiversidad muy rica… ahora, la pregunta es cómo esto lo programamos en acciones es un trabajo un poco más concienzudo y fuerte.
Cuando se lleva todo esto a lo cotidiano, cambia un poco la percepción. Bajo esa lógica, ¿Cuál sería su opinión respecto a la conciencia nacional sobre tener una correcta conservación de la naturaleza?
Yo creo que tenemos un potencial de desarrollo y hay un esfuerzo muy loable muy tangible, no solamente de organismos públicos. El Ministerio del Ambiente y ONGs estamos tirando todos para el mismo lado. Pero llegar a la sociedad civil o al común de la gente requiere un esfuerzo mayor.
Siempre ha estado en la palestra el aporte que hace la educación ambiental en la formación de nuestros niños, y ahora hay una generación mucho más sensible con temas ambientales que, puede ser desde el mismo reciclaje hasta la conciencia del valor de la vida de los organismos que nos acompañen en esta tierra, que es mucho más perceptible ahora de lo que era antiguamente. Yo creo que hay mucho que desarrollar y en ese sentido soy optimista. Ahora, esto nos va a costar, pero tampoco le tengo miedo al trabajo respecto a eso, pero sí desde el punto de vista académico porque una de las cosas que se nos crítica es la separación que nosotros tenemos de nuestras actividades, que son bien específicas, con respecto a lo que podemos difundir respecto a ellas. Por suerte han salido varios académicos y académicas, incluso periodistas, que hacen este vínculo entre el conocimiento y la población. Creo que hay varios desafíos y varias herramientas para empezar a trabajar en eso. Por ejemplo, en el tema de desarrollo, se ha visto que es un tema de plazos. En el corto plazo podemos tener buenos indicadores de desarrollo, pero a mediano y largo plazo, por cosas que se están estudiando como la relación entre la biodiversidad y la pobreza, podría ser contraproducente. Hay una relación importante entre el aumento de la pérdida de biodiversidad y la pobreza. Esas son consecuencias a largo plazo y pensar a corto plazo puede traer sus consecuencias
Michael Seguel, Periodista Facultas de Ciencias Forestales y Conservación de la Naturaleza