Estudiando al Chorlito Cordillerano en los Andes
Publicado: 7 Septiembre, 2012
Andrea Contreras, ex alumna del Magister lidera innovador trabajo con el Chorlito cordillerano un ave enigmática de los Andes.
El Chorlito cordillerano (Phegornis mitchelli) es uno de los playeros del mundo menos estudiados. Es endémico de los Andes, con una distribución que comprende desde el sur de Bolivia y Perú a Chile y Argentina central. Viviendo a una altitudes superiores a 2500 msnm el Chorlito depende de humedales de altura (vegas) para su existencia.
En estos humedales y a lo largo de los arroyos alimentados por manantiales de agua caliente, una hembra pone una nidada de dos huevos y cria a sus polluelos con la ayuda de su pareja. Debido a su distribución restringida y el tamaño pequeño de su población, el Chorlito cordillerano se considera una especie "casi amenazada". La vulnerabilidad de su singular hábitat a los cambios en el clima y las actuales presiones antropogénicas, tales como el sobrepastoreo, la minería y la recreación, preocupan su conservación. El Chorlito cordillerano es un ave playera de llamativo colorido, con un rostro negro, superciliar blanca, nuca rojiza y pecho festoneado. A pesar de este aspecto colorido, esta pequeña ave playera a menudo se pierde en el paisaje de humedales circundante.
Como estudiante en la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile, Andrea Contreras S. comenzó a estudiar al Chorlito cordillerano en el Valle del Yeso de Chile central (al este de Santiago) y se interesó en la vida de los vertebrados de los humedales alto-andinos. Realizó una tesis de licenciatura sobre la conectividad de los humedales en relación con las capacidades de movimiento de los vertebrados en los Andes de Chile central y Argentina. Aunque su tesis de licenciatura se dirigió a todos los vertebrados, el corazón de Andrea pertenecía al Chorlito, y llevó a cabo el programa de maestría MASCN en la Universidad de Chile, cuyo proyecto de grado se centró exclusivamente en el desarrollo de un modelo de hábitat para predecir la presencia de Chorlito cordillerano en los Andes de Chile central. Después de muestrear 145 vegas, Andrea descubrió que la elevación y la pendiente fueron los mejores predictores de la presencia del Chorlito cordillerano en el centro de Chile. A pesar de que los Andes aparentan ser un paisaje remoto, casi la mitad de las vegas muestreadas tenían evidencia de un uso intensivo de ganado y otros animales, los que pueden pisotear los huevos y polluelos de las aves silvestres que nidifican en estos ambientes.
Desde que completó su tesis de maestría, Andrea ha seguido trabajando con el Chorlito cordillerano en el Valle del Yeso junto con colegas de Chile y Estados Unidos. Al aceptar un trabajo con una empresa de consultoría de la vida silvestre, se aseguró garantizar su tiempo para continuar estudiando al chorlito cordillerano.
Su sueño es construir una estación de investigación en el Valle del Yeso y desarrollar un programa sustentable de investigación y educación. El futuro trabajo sobre el Chorlito cordillerano proporcionará más información sobre las tasas de supervivencia, la fidelidad sitio y el éxito reproductivo a largo plazo y se utilizará para desarrollar estrategias de conservación específicos. La obtención de información más precisa sobre su abundancia y distribución, ayudará a desarrollar acciones directas de conservación. Una gran misterio que queda por resolver es dónde el Chorlito pasa el invierno austral. Prácticamente no hay registros en la costa o en elevaciones más bajas, por lo que es posible que pase el invierno alrededor de aguas termales o otras aguas disponibles en los Andes. Andrea se compromete a responder a las preguntas pendientes sobre la conservación de esta singular y hermosa ave playera.
Fuente: Brad Andres
Winging it – American Birding Association. August 2012, 24(4): 7
En parte del siguiente video, realizado por un estudiante del Laboratorio de Cornell de Ornitología, se registra el trabajo de campo del equipo de investigación del Chorlito cordillerano, durante el verano 2012 en la cordillera de Santiago: